“Mamarracha” Rte, Sevilla


Entro al Restaurante (14:25 horas) a almorzar, y todo está muy oscuro, hay una barra en forma de tubo al entrar con la cocina a la izquierda y 2 o 3 banquitos libres de 8 ó 10 en total. Me atiende una camarera y me ofrece quedarme en los banquitos, pero al carecer de respaldo, declino la idea. Le pido una mesa y me dice que le queda una, le acompaño y tras una sola en forma casi cuadrada, me pasa a otra muy pequeña rectangular y sin ventanas, con 3 mesas, ofreciéndome la última, que aunque me da un poco de agobio por la escasa ventilación, como voy solo, me gusta ya que pasaré mas desapercibido.

El local es medianito, madera medio clara hasta los 2 metros en pared aproximadamente y luego hasta el techo mucho negro y en este conductos de ventilación en metal, como en su local hermano Torres y García, que mencionaré bastante, por su similitud en cuanto a estilos, que no en cuanto a trato. Al otro lado de la barra hay decorando muchas botellas de vino colgando en la pared y la cocina se puede ver por un hueco rectangular enorme en el pasillo camino de la sala. Un ventanal grande en la sala hace que entre mucha luz y sea la zona más luminosa de todo el local. Y alguna que otra planta, la decoración muy parecida en todo a sus otros locales. Las sillas son todas en madera, a juego con las paredes, excepto en la sala pequeña en la que me acomodan, que tiene mitad sillas, mitad una sofá a toda la pared de piel o similar como poli piel de color marrón oscuro. Y las mesas, todas de madera maciza y sin mantel de ningún tipo En las paredes de esta sala una serie de cuadros con grabados relacionados con la cocina y la música según puedo observar y al otro lado lo que parece un cuadro hecho de azulejo verde botella de diseño, entiendo que detalle del arquitecto que ha hecho la obra.

Los empleados todos prácticamente en vaqueros y zapatillas de deporte, con un polo/camiseta manga corta de color negro y un mandil colgado del cuello y amarrado en la cintura parece como de tela vaquera, todos jóvenes y modernos, muy del estilo de todos estos nuevos gastrobares que reinan en la gastronomía sevillana últimamente. Se me acerca un chico, muy agradable, todo hay que decirlo y que será el que me atienda durante todo el almuerzo.

Le pido una cola zero, la carta estaba en la mesa cuando llegué, acompañada de un vaso, un plato, servilleta del grupo y 2 cubiertos, casi todo bastante moderno, aunque muy poco de mi gusto… Le pido me recomiende que tomar y me ofrece la hamburguesa Mamarracha con queso, bacón y salsa bbq (la cual solo mojare con las patatas), a lo que le digo que sí es igual que la de Torres y Gracias, ya la he probado y me insiste en que la tome, que es algo distinta y acepto. Le digo que de primero me gustaría tomar otra cosa y me recomienda el arroz, a lo que pregunto si no será igual que el del otro local, de calabacín y me dice que casi, que de calabaza y lo rechazo. Entonces me ofrece los huevos rancheros con chicharrones de Cádiz, no sin antes indicarme que son un pelín picantes y me parece buena idea y lo acepto.

Le pregunto si hay wifi para clientes y me dice que no, y además es que en la sala no hay ni cobertura casi de móvil, por lo que me paso la hora incomunicado, y así tengo tiempo de tomar algunas fotos y observar las 2 niñas pequeñas afroamericanas que tengo 2 mesas más adelante y que me quedo embobado con su acento americano al hablar…

Bolsita con pan y picos del estilo del grupo, el pan bueno y me traen los huevos, que para mi sorpresa son un par de fajitas calientes en un plato y algo quemadas, aunque casi no se nota, y en una sartén pequeña el condimento con que rellenarlas. No me dice o no me entero que la sartén está hirviendo y me quemo bien los dedos… y me acuerdo de toda la familia del camarero…pero vamos al lio, rompo el huevo y desmenuzo a trazos el interior de la sartén y lo remuevo todo, que da de sobra para las 2 fajitas llenas hasta arriba y para mi sorpresa, esté muy bueno todo y algo picante. Además llena bastante tras tomarte las 2 y casi deseo no haber pedido la hamburguesa, aunque sé que esta no es demasiado grande.

Me trae la hamburguesa sin tener que esperar mucho y es igual que la del local hermano, hasta en el tipo de pan, que es lo que menos me gusta. La salsa bbq que viene en un tarrito de cristal de esos elegantes que hay en los hoteles buenecitos de desayuno con las mermeladas de la vieja fábrica, la uso para mojar las patatas, que están muy calientes pero buenas y la hamburguesa aunque gruesa, es pequeña y me la como de pocos bocados, y bueno no está mal, pero tampoco es para tirar cohetes, la verdad.

Me quedo bastante lleno y sin ganas de nada más, ni café ni postre y reconozco que aunque por el tipo de comida no vendría a comer muy a menudo a este local, pero que de vez en cuando no sería una mala opción y por eso entiendo que este tan concurrido. Además en mi caso, el camarero que me ha atendido toda la comida es muy agradable. 

A la hora de pedir la cuenta, me la trae con un par de probetas de limonchelo al estilo chupito y al sacar la tarjeta, me pide que le acompañe a la entrada a pagar, si lo hago con tarjeta, ya que no hay cobertura como dije antes y no funciona el tpv. Me acerco con él a la barra del principio y para mi sorpresa, aceptan American Express, Aleluya!, creo que el primer gastrobar que lo hace en los últimos tiempos, a ver si aprenden de su ejemplo el resto y empiezan a cuidar al cliente un poco más.

La cuenta la veo correcta, 15,00.-€, ya que no tomo vino y los platos/tapas eran de los más baratos de la carta, así que digo adiós al camarero que me atendió y me marcho.

Conclusión: El sitio no deja de ser uno más entre la extensa variedad de gastrobares nuevos que hay en Sevilla en los últimos tiempos, la decoración no me parece de las mejores, pero la atención del personal, su sencillez y la puntería en ayudarme a elegir el primer plato, le hace un sitio recomendable, aunque deben mejorar la cobertura móvil y dar el wifi gratuito a los clientes. También deben mejorar algo la carta de vinos, y diferenciarse un poco de sus hermanos, ya que parecen casi una franquicia, más que bares distintos. Si llevaran todos el mismo nombre, a nadie le extrañaría…Así que por la atención del personal, la cantidad en los platos y el precio de lo probado, le doy una buena nota.

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