«Blanca paloma» Rte, Sevilla


La pasada semana estuve con unos amigos en el segundo local en la calle San Jacinto de este conocido y afamado bar en en Triana. No es la primera vez que estaba y siempre he de reconocer que sabiendo por adelantado donde iba, había salido contento de allí.

Llegamos sobre las 10-10:30 de la noche y estaba lleno, pero tras comentarnos que nos pidiéramos unas cervezas, la camarera de la terraza amablemente nos busco una mesa tras 5-10 minutos de espera.

Fuimos 5 comensales y nuestra expectativa era únicamente tomar algo tranquilos con un buen vino sabiendo repito donde íbamos y el servicio que tendríamos, típico de la gastronomía de bar tradicional sevillana, y lo dice un sevillano con algunos años ya a sus espaldas…

Pedimos algún entrante recomendado, los cuales estaban todos bastante bien excepto las croquetas, mal hechas, difíciles de tragar y malas de sabor. También pedimos algún pescado, corvina creo recordar, muy bueno de sabor, he de reconocer que la cocina de este lugar siempre me ha gustado.

Lo de las croquetas, bueno, yo las hubiera devuelto, pero el resto de comensales opto por comérselas, así que estamos en democracia y asumí la parte perdedora que me tocó con elegancia…

Donde no acertaron fue en el servicio de vino, no tienen carta, no saben que ofrecer, y aunque el camarero dijera que llevan 3 días abiertos, lo uno no quita lo otro y no es de recibo no tener carta y no saber ni que vinos poder ofrecer, ni el precio que tienen… Lo que nos ofreció no me gusto en absoluto, un par de referencias como Señorío de Heliche, típico vino afrutado servido en eventos tipo bodas aquí en el sur…y le pedí consultara dentro por algo diferente y esperando me trajera alguna referencia mejor.

Al poco apareció el camarero con una botella ya descorchada diciendo que nos encantaría, sin anunciar el nombre, ni el precio, ni la denominación…aunque tras mis preguntas pude comprobar que era un vino blanco de toro, lo cual me dejo más perplejo aun si cabe.

Le comentó uno de los comensales que me diera a probar el vino y sin embargo lo que hizo fue servir a todos los comensales y a mi el último, llenando las copas completamente, lo cual me parecía cada vez más surrealista.

El vino no me transmitió nada y tanto es así que ni siquiera recuerdo el nombre del mismo. Mis acompañantes decidieron bebérselo, ya que no querían mas problemas…a lo que accedí.

Al rato me levanté y me acerqué a la barra a ver si había alguna nevera de vinos a la vista y vi que los vinos los tenían dentro de la barra en una estantería a la vista de exposición, a lo que pregunte por uno de ellos, conocido, como es Finca Resalso y pedí a los camareros de barra que nos lo llevaran a nuestra mesa.

El servicio de vino es malo, muy malo, la cristalería muy deficiente, la vajilla y cubertería aunque no es mala, no esta conjuntada y carece de toda lógica su composición y estructura.

Y ya para colmo pedimos una copa de destilado y tras servirnosla, la amable camarera que nos atendió al principio nos indica que tenemos 30 segundos para levantarnos e irnos, que van a cerrar, que si queremos nos la tomemos dentro del bar mientras recogen…

Ello no nos pareció de recibo y e hizo que nos sintiéramos muy mal tratados como pueden suponer y aunque la comida en su mayoría sea de buena calidad tanto en producto como la forma de trabajarla, la atención general hace que no llegue al aprobado este establecimiento y no pueda recomendarlo de ninguna manera, mientras no cambien la forma de tratar a sus clientes y aprendan algo, aunque sea poco del servicio de vino, tan importante en la gastronomía.

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